junio 5, 2020
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#FlorDeViaje: Lombok, un paraíso en el que todo cambia

🏝 ¿Se acuerdan de aquellos templos maravillosos, de aquella tremenda isla a que viajamos en el post anterior? Bueno, seguimos la travesía. Esta hermosa historia ¡que dio un giro total y absoluto! ¡Tan sorprendente como mágico! Lectores de La Fogata Radio, soy #FlorDeViaje y los invito a que me sigan acompañando en este viaje por el mundo y sean parte de ésta, nuestra historia viajera. Hoy, Lombok. Un paraíso interminable. ¡Vamos!

Llegué a Padang Bai, el puerto de Bali. La cantidad de personas que esperaban la lancha para ir a Lombok, la isla de en frente, era impresionante. Casualmente no era la única que había decidido pasarla en la playa en vez de estar encerrados en un hotel, a causa del año nuevo Balines. Tengo que reconocer que no estaba muy convencida pero Mario, mi guía, me insistía que era la mejor opción y que, además, valía la pena poder visitar otra de las tantas islas que hay en Indonesia. A decir verdad, mucha información tampoco tenía, así que preguntando a otros turistas me fui enterando que esa lancha me llevaría a las Gili Island que está compuesta por tres islas. Cada una de ellas tiene características muy distintas y para diferentes públicos:

  • Gili Trawangan: es la más grande, la más desarrollada y la que tiene una mayor variedad de alojamiento y restaurantes. Es también en donde mejor podés hacer snorkel y la más low cost. Es la ideal para la gente joven y aquellas personas que quieren diversión, ya que la vida nocturna es lo que la caracteriza.
  • Gili Meno: es la isla del medio, la más virgen y, por ende, la más tranquilas de todas. Acá vamos a encontrar resort de mayor categoría. Si buscas una escapada más romántica, ésta sería la mejor opción.
  • Gili Air: Es la más cercana a Lombok y es la isla intermedia, es decir, que no vas a encontrarte con tanta vida nocturna pero tampoco es tan tranquila como la anterior. Las playas no son las mejores para hacer snorkel y mucho menos para poder nadar con las tortugas que es uno de los atractivos de la isla.

Claramente yo me alojé en la primera que les mencioné, ya que de alguna forma me aseguraba que además de disfrutar la playa, iba a poder distraerme por las noches. Después de tres horitas ya estaba llegando. Y al llegar fue cuando comencé a odiar esa valija diminuta que me acompañaba en este viaje de más de cinco meses.  En el desembarque no había un muelle esperándome, sino todo lo contrario. Prácticamente tuve que saltar del barquito y comenzar a arrastrar mi valija sobre la arena. Eso sí, te esperaban un montón de guías de turismo queriendo venderte excursiones y ofreciéndote alojamiento. Casi todos eran en formato de bungalow, muy cerca de la playa.

El tráfico motorizado está prohibido en las Gili Island, así que sólo podía moverme a pie, alquilar una bici o trasladarme en coches a caballo. Obviamente que la tercera opción no estaba dentro de mis planes. Así que alquilé una bici para poder recorrer la isla, que prácticamente tardás unas dos horas en dar la vuelta. Incluso podés utilizar senderos internos que te comunican con las otras dos.

Este lugar se  caracteriza por sus corales y arrecifes  así que la parte de buceo tampoco faltó. Y tenía un condimento especial: la posibilidad de poder nadar con las tortugas, que realmente fue fantástico poder hacerlo.

Las playas son un paraíso: agua turquesa y arena blanca bien finita. Cuando el sol empieza a ponerse y llega la hora del atardecer, en las islas Gili comienza la fiesta. Los atardeceres más lindos los encontré en este destino e incluso están categorizados como uno de los más bellos del mundo.

Los días iban pasando y estaba extrañando poder hablar con algún argentino, o al menos con un latino. Tenía la necesidad de poder utilizar como único idioma el español, pero mi compañía se concentraba en chicos filipinos que no paraban de pedir selfie y convertirse en tu sombra casi las 24 horas del día.

Ya era mi último día y decidimos con los filipinos hacer una excursión náutica por las tres Gilis. La lancha donde nos habían puesto estaba prácticamente vacía, así que nos dijeron que nos mudemos a la de al lado, donde quedaban algunos espacios para completarla. Al final de todo había un lugarcito así que rápidamente lo ocupé para perder un poco de vista a mis ya amigos filipinos. Me senté y, a los dos minutos, escucho el famoso “culiado”. Cual desesperada me metí en la conversación y les pregunté de dónde eran. Claramente eran tres cordobeses que también estaban con ganas de conocer el mundo, acompañados por una inglesa y un mexicano. Ellos venían de hacer la working holiday en Nueva Zelanda. Para dos de ellos era su último día pero para ella, Gina, su aventura recién comenzaba.

Si bien al principio me pareció bastante antipática porque prácticamente no me dirigía la palabra, el nadar con  las tortugas hizo que la conversación comenzara a fluir y, de a poco, comenzamos a conectar de una manera muy especial. Después de contarnos prácticamente nuestra vida y tener la coincidencia de que estábamos embarcadas en hacer solas el viaje, surgió la parte de cómo iba a seguir nuestro recorrido. Y si bien no creo tanto en las casualidades, ambas teníamos una ruta muy parecida, incluso teníamos los mismos vuelos para los siguientes destinos, es creer o reventar. Pero este viaje que comenzaba en solitario, se estaba transformando, porque gracias a ese cambio de lancha descubrí a la mejor compañera de aventuras que me podía haber tocado.

A veces no nos damos cuenta, pero cómo un instante puede cambiar absolutamente tus planes, las vueltas de la vida nunca dejan de sorprenderte. Hoy agradezco haber aceptado la invitación de los filipinos a hacer esa excursión con ellos porque eso hizo que, además de multiplicar las anécdotas y coleccionar momentos inolvidables, pudiera coincidir con la mejor amiga de viajes que a una persona le podía tocar.

Mi viaje seguía pero, desde ahora, los kilómetros empezaban a recorrerse de a dos. Dejábamos por un ratito las playas paradisíacas para sumergimos en el país con más prohibiciones del mundo.

… CONTINUARÁ…

✍ Por @traversaflor

📍 #FlorDeTips:

  • 🚤 Hay tres empresas de lanchas que te llevan a las Gilis Island: Wahana, Eka Jaya, Blue Water Express, todas brindan un servicio distinto, por eso las tarifas son variadas.
  • 🏨 Si te alojas en  Gili Trawangan te recomiendo el Hotel Le Pírate Beach Club. La tarifa es de USD 40 la habitación. Tenes opciones de hostels por USD 10 la noche.
  • Si te alojas en Gili Air te recomiendo Atoll Haven, es más caro, pero vale la pena si quieres unas vacaciones exclusivas. Cada bungalow tiene una pileta privada. La noche cuesta aproximadamente USD 80,00
  • 🚲 El alquiler de bicicletas por día cuesta aproximadamente unos USD 5,00
  • 💰 La moneda oficial es la rupia indonesia. En muchos lugares no aceptan tarjeta de crédito, por eso te recomiendo que lleves efectivo.
  • 🐢 La excursión para hacer snorkel y nadar con las tortugas tiene un valor aproximado de USD 10,00
  • 📷 Si queres sacarte una foto bonita, no podes perderte de hacerlo en uno de las hamacas que hay sobre la playa. Uno de los más famosos es el Exile
  • 🍿 Si queres un plan más tranquilo, hay cines improvisados al aire libre en la arena de las playas. En el Pearl Beach Lounge, ponen pelis todas las noches, por USD 10,00 e incluye bebida y pochoclo.
  • 🍴 Proba la gastronomía local, no vas arrepentirte, hay muchos mercados gastronómicos con platos exquisitos, frescos y económicos.
  • 💵 En toda la isla se usa el ragateo, inclusive ellos piden que regates las compras.

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