Fiestón de Árbol en Flores
Por Pablito Mosquera II Los de Haedo se presentaron ayer en el Teatro Flores ante una multitud de gente que ardió, se divirtió y bailó todas sus canciones. Un concierto mágico, repleto de momentos y emociones.

ph: Yess Augier
Pasaron casi dos años del último show de Árbol en Capital Federal, aquella noche sería el nuevo principio para ellos, pero luego, la pandemia detuvo su ruta. Ayer regresaron con toda la alegría para que Flores se torne una fiesta eterna.
Como aquellos míticos Obras y ´Fábrica de Canciones” en Luna Park, Pablito Romero, el cantante, gritó su clásica pregunta: “¿Están listos?!!!! para arrancar el show a todo trapo. “Trenes, camiones y tractores”, uno de los himnos de Guau!, seguido por “Soy Vos” y las bombas “La Nena Monstruo”, “De arriba, de abajo”, “Pequeños Sueños” y “Prejuicios”, más bien conocida como “Osvaldo”. Un arranque furioso como para que nadie en el recinto pueda bajar medio cambio.
Árbol es un sinfín de risas. Lo que siempre gustó y reflejó la banda fue la buena onda y el feeling que tienen entre sí. Eso, realmente, se notó debajo del escenario e incluso contagió a los que estábamos presentes. Árbol es una marea de sentimientos, te eleva a bailar y divertirte y también a la reflexión, a la nostalgia y a recorrer sentimientos de dolor. Su repertorio de canciones es tan amplio que puede acompañar distintos momentos de la vida. La esencia de la banda es aquello, entretenerte y ser parte de lo que también sentís. Ellos sienten como sienten los que están disfrutando de su música. Ellos son lo que su público es. Árbol son todos, Árbol somos todos.
El concierto nunca dejó puntos vacíos; siempre mantuvo –con hitazos- la vara alta y a la gente expectante de qué otra bomba podría caer. En “Mariposas” la gente se puso como loca, y en “Suerte” hubo bardo del bueno. Ese bardo que te saca la mufa, “¡a ver si tengo mejor suerte!”
La esencia de la banda es aquello, entretenerte y ser parte de lo que también sentís. Ellos sienten como sienten los que están disfrutando de su música. Ellos son lo que su público es. Árbol son todos, Árbol somos todos.
Tiempos de reflexión para “Ya lo sabemos” y “Lloro”, con Tincho Millán saliendo de la bata para tomar el mic principal. Luego, la clásica versión del tema ricotero Jijiji interpretado sólo a voces y llegar a “Ninja”, un tema nuevo, que previamente había sido mostrado por video por pantalla gigante.
El final a pura adrenalina. Locura total. Tanto así que hasta Sebastián Bianchini, el bajista, y Pablito Romero se fueron a poguear con la gente. Tremendo momento. “Enes”, “Vomitando Flores”, “El Fantasma”, “Cosacuosa”, “Jardín Frenético” y un cierre altamente punk con “La Vida”. Descontrol. Belleza.
Árbol volvió a tocar. Árbol volvió a revivir épocas de gloria y a divertir a los de aquellos tiempos y a los nuevos, que vibraron y saltaron las dos horas de recital. Un show con el repaso de todos sus discos que va a quedar en la retina de los músicos y, probablemente, de todos los que estuvimos ahí. Un concierto de rock pero con el tinte que pocas bandas le pueden dar, el tinte de la alegría, la fiesta y la emoción. El tinte de Árbol.