Seattle Supersonics, un majestuoso culto a Nirvana
Por Pablito Mosquera II Este tremendo tributo a Nirvana se presentó el pasado jueves en el Teatro Broadway para homenajear a una de las mejores bandas que haya existido en la historia del rock and roll. Y vaya si la homenajeó. Increíble concierto y memoria grunge. Impresionante.
ph: Yess AugierLlegadas las 21hs, los Seattle Supersonics subieron al escenario del mítico teatro capitalino. Hacía dos años del recordado Vorterix cuando el trío se había presentado por última vez en CABA. Mucha manija. Mucho desparpajo y ansiedad; encima en el medio, habían cumplido diez años de banda y como si fuera poco, “Nevermind” llegaba a los 30 años. Todo estaba dado para que la fiesta sea completa.
Pantalla gigante detrás, luces y movimientos. Distor que empezaba a romper y el primero de los repiqueteos de tambores. Sonaba “Breed” y lo acompañaban “In Bloom”, “About a Girl” y “Polly”. Que locura de arranque. Violento. Arrasador. Mix de temas de ´Nevermind´ y ´Bleach´ para poner primera.
Tras esta arremetida llegaba, Esteban Molina, quien hace las veces del Dave Grohl batero, alza la voz y dice:
“De pie, el himno”
Y claramente, venía “Smell Like Teen Spirit”, uno de los temas emblemas de Nirvana, de los más populares de su carrera, y probablemente el culpable máximo de la masividad de los de Seattle. La gente se paró de sus butacas y gritó la canción con la rabia con la que no pudieron hacerlo en el Vélez de 1992.
Luego, “Rape Me”, “Aneurysm” y “Stay Away” para terminar el segundo set de temas. La adrenalina no bajaba ni un segundo. Los Seattle Supersonics recordaban, en cada segundo, la mejor versión de la Nirvana noventosa.
“On a Plain” surgía desde lo más profundo del éxtasis nirvanero. Una catapulta al estribillo, para cantarlo eternamente. ¡Que canción!
¨Heart Shaped Box”, “All Apologies” y las hermosas “The Man Sold The World” y un viaje hasta 1989 para escuchar el riff distorsionado de la vieja “School”. El show de los Seattle Supersonics estaba tocando sus últimas obras.
La gente ya estaba hecha. La banda no solamente homenajeaba desde la música la mística de Nirvana, sino también, desde las posturas, la escena, la vestimenta e instrumentos. Un trabajo impecable, y digno. Los tres, la bata, el bajo con Cristian Montero (Novoselic) y el sonido de viola. Párrafo aparte para Ezequiel Díaz, en voces. Tremendo. Descontrolado. Da impresión. Posta.
Lo que venía tenía ese son que sólo regalan los acordes de las guitarras y el raspido de voz de Cobain más las batas y bajos emparejados. Ahí estaba “Drain you”, de lo mejor de “Nevermind” –si es que hay algo bajo en esa terrible placa-.
Era tiempo de que las luces y el brillo caigan, por eso, qué mejor que acompañar el momento con la densa “Something in The Way” para después, romper el espacio con “Come as You Are” y la maravilla de “Lithium”. Ya estaba todo dado. Los muchachos habían dejado todo en las tablas. Habían desarrollado el espíritu Nirvana, y el aura grunge para dejarnos, a todos los presentes, el recuerdo de lo que fue una de las bandas épicas jamás aparecida; pero la cosa no se apaga hasta que suena “Territorial Pissings” y terminar de acribillar la noche del 23 de diciembre con “Endless, Nameless”. La gente, ya no aguantaba la dulzura de los asientos, y la banda pareció sonreír al desvelo del montón de fanáticos que se agolparon en un mosh y pogo colonial. Y claro, al fin y al cabo, estábamos en un teatro.
Brutal concierto de Seattle Supersonics en el Broadway. Como aquel Vorterix de 2019, volvimos a quedar ansiosos por una nueva presentación. Y para los y las que no pudieron ver a esta banda alguna vez, créanme, que no pueden perdérsela. Son arrolladores y sobre todo, respetuosos de la historia, el audio, la imagen y la vida de Nirvana. Yo, particularmente no pude ver a Nirvana en el 92, pero sí puedo decir que gracias a los Seattle Supesonics pude ver a Nirvana en 2021.
💎 Versión de Lithium, por Seattle Supersonics.